CARTA DESDE EL DESIERTO

Te escribo desde acá porque sé que también estuviste o estás en mi lugar, si lees esta carta quiero que sepas que te escribo desde el desierto. Dónde estoy es un lugar donde abunda la vulnerabilidad y escasean las respuestas ¿No es nada nuevo no? Seguramente te pasó. Y tal vez te sentiste como yo, un poco incomprendido. Es normal, la gente que viene acá muchas veces se olvida que lo transitó. Pero yo te entiendo. Sé lo difícil que es cuando las preguntas arrasan con las pocas fuerzas que te quedan y no ves nada en tu alrededor.

Querido caminante, comprendo tu soledad y mi anhelo es que al leer estas palabras, encuentres ánimo. Cuando mis fuerzas se acabaron, mi corazón se arrodilló, y mis ojos solo pudieron contemplar el cielo. Al mirarlo sentía que miraba a su Creador. Mi espíritu se tranquilizó y las dudas se fueron corriendo. Volvía en mí la Vida. Y un río comenzaba a fluir. No era en el desierto, era dentro de mí. Porque muchas veces aunque en tu realidad solo veas el desierto, adentro tuyo un río nuevo puede fluir.

Querido caminante, mira al cielo y descubre al Creador. Tu desierto no es eterno, el mío tampoco lo fue. Digo lo fue, ya que mientras escribía esta carta alguien me rescató, y me lleva de camino a casa. Te repito, yo te entiendo y te escribo porque el Creador está pronto a responder, o sencillamente ya respondió..

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